¿Es usted alérgico al polen, a los ácaros o a los mariscos? No se queje. Hay personas afectadas por intolerancias mucho más extrañas.

Las siguientes son algunas de ellas, según Antonio Castillo, experto en asma, alergias e inmunología clínica:

Al sudor: al contacto inmediato con la transpiración el afectado presenta urticaria.

Para tratar esta condición, la persona debe tomar medicamentos con frecuencia.

Al agua: siendo el agua un líquido vital, esta hipersensibilidad genera grandes complicaciones a quien la padece, especialmente en lo relacionado con su aseo.

Al sol: ronchas, comezón y quemaduras son sus síntomas.

“Del sol se dice que si tú expones al paciente a un poquito de sol diario llega un momento en que se acostumbra y se quita la sensibilidad”, comenta Castillo, pero añade que existen medicamentos que permiten controlar el problema.

Al frío: no sólo se relaciona con la temperatura del ambiente, sino también con la de los alimentos. Por ejemplo, al tomar agua fría a la persona se le hinchan los labios. Se manifiesta a través de ronchas, hipotensión y dificultad para respirar. A los afectados se les suministra ciproheptadina, “que es excelente para los pacientes con alergia al frío”, señala Castillo.

Al calor: las altas temperaturas producen ronchas, sudoración excesiva y alucinaciones en la persona alérgica.

Al ejercicio: en su aparición pueden influir factores como la alimentación y el ambiente donde se realice la actividad.

A la presión: el paciente presenta urticaria en la zona donde se hace presión. Una vez diagnosticada, se prueban diferentes medicamentos hasta dar con el más eficaz en cada caso.

Al semen: la mujer sufre ronchas, comezón e irritación luego de la relación sexual. Con el semen del marido se puede elaborar una vacuna.

Al látex: su frecuencia ha aumentado porque, según Castillo, con la aparición del VIH ha aumentado el uso de guantes hechos a base de este material. Hay vacunas sublinguales para los pacientes con alergia al látex.

Al pancake: en el país se ve más que en otros, dice Castillo.

Al comer pancakes, la persona sufre de hinchazón y dificultades respiratorias.

Puede presentar incluso un cuadro de anafilaxia.

“Como nuestro medio es muy húmedo, cuando se guarda el pancake en una alacena, ahí se van a desarrollar ácaros por millones”, explica el médico.

A la carne de res: esta alergia fue descubierta el año pasado. La reacción —ronchas y broncoespasmos— se produce 12 horas después de ingerir la carne y está relacionada con una sustancia conocida como alfa-gal, que se adhiere al alimento.

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¿Y CUÁLES SON LAS MÁS COMUNES?

Como explica Antonio Castillo, una alergia no es más que una reacción inmune del cuerpo frente a una sustancia que no debería darle problemas.

¿Por qué una persona es alérgica? Por varios factores, pero principalmente por herencia genética. Si uno de los padres es alérgico, la posibilidad de que su hijo también lo sea equivale a 25 por ciento en cada parto. Si ambos padres padecen esta condición, la posibilidad aumenta a entre 60 y 70 por ciento.

Si bien un individuo nace con la predisposición genética, hasta ahora se sabe que es el medio el que determina qué agente desencadenará el problema, explica Castillo.

Las alergias más comunes son, en ese orden, la rinitis alérgica, el asma alérgica, la dermatitis atópica y la alergia a las comidas. Esta última es responsable de apenas el tres por ciento de los casos.

El seguimiento es necesario
Si bien no se presentan con frecuencia, las alergias raras pueden alterar la vida del paciente, al menos hasta que busca ayuda y halla la solución a su mal.

El problema es que, por la misma rareza de su condición, resulta difícil que los afectados lleguen a tiempo al consultorio de un alergista.

Lo más lejos que tienen es que la hipersensibilidad que experimentan se debe a una alergia.

“Por lo menos luego de que uno hace el diagnóstico hay solución”, comenta Antonio Castillo, experto en asma, alergias e inmunología clínica.

La solución para estas alergias, que se manifiestan casi siempre en adultos, son los medicamentos antialérgicos y, en ciertos casos, las vacunas.

Además, dice Castillo, “con las enfermedades crónicas como estas hay que estar visitando constantemente al médico para ir mejorando el tratamiento”.