La gripe o influenza es una enfermedad viral que provoca fiebre, dolor de garganta, escalofríos, debilidad generalizada, dolores musculares y fatiga.  A veces los casos más graves de la influenza se complican con infecciones pulmonares (neumonía), deshidratación etc.

Hasta 40,000 mil personas en Estados Unidos mueren de influenza y sus complicaciones cada año.

¿A quienes se recomienda este tipo de vacuna?

1. Adultos y niños mayores de 6 meses con enfermedades cardiacas, pulmonares crónica, incluida el asma.

2. Persona de 50 años o mayores.

3. Todos los niños de 6 a 59 meses.

4. Adultos y niños con otras enfermedades crónicas o debilitantes de su sistema inmune, tales como: la diabetes, enfermedad renal, falcemia o el sida.

5. Niños y adolescentes (de seis meses a 18 años) bajo tratamiento a largo plazo con aspirina.

6. Personas que viven en asilos para ancianos.

7. Médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud.

8. Mujeres embarazadas que van a tener más de tres meses de gestación durante la época de la influenza.

9. Personas que trabajen en oficinas médicas, hospitales y asilos (por ej.: secretarias, personal de mantenimiento, etc.).

10. Personas que convivan con pacientes de alto riesgo.

11. Adultos y niños que puedan comprometer la función respiratoria y/o las secreciones pulmonares, incluidos injurias a la columna vertebral, epilepsia, desordenes neuromusculares etc.

La incidencia de los efectos secundarios es baja. Las personas alérgicas al huevo podrían presentar una reacción alérgica a la vacuna, y no se le debe aplicar la vacuna hasta ser evaluados por un alergista.

Ya que los virus de la influencia se mutan (o cambian) frecuentemente, los virus específicos de la influenza que causan la infección, pueden variar cada año.  Esto determina que antígenos virales de virus diferentes se utilizan cada año en la vacuna, por lo que se debe aplicar la vacuna “nueva” anualmente y debe administrarse entre octubre y diciembre de cada año.